Forjación de la Utopía en la Participación ciudadana


De Participación Ciudadana

M.Sc. Ronald Obando Brenes
zontoescenico@gmail.com 
IDELA-UNA 2018





Sobre mente, alienación, revolución y utopía

La incomprensión de nuestra propia mente tiende a ser dimensionada desde el binomio posibilidad-imposibilidad; o eventualmente, entre el conocimiento y desconocimiento.   Los dos parámetros dualistas circundan entre lo limitante y lo ilimitante; según sea la acepción en que se ubica la propia realidad.   Para poder salirse, es necesario visionar más allá de lo ubicado, la palpable o lo aprendido.   Es decir; que el mejor instrumento de libertad es la imaginación. Libertad entendida desde una búsqueda de estadios no dualistas; que ubican a la dimensión de bienestar común por encima de los egos irracionales aprendidos en la sociedad.

Vygotsky dice que el desarrollo mental está marcado por la interiorización de las funciones psicológicas. Esa interiorización No es simplemente la transferencia de una actividad externa para un plan interno, pero es el proceso en lo cual ese interno es formado. Ella constituye un proceso que no sigue un curso único, universal e independiente del desarrollo cultural. Lo que nosotros interiorizamos son los modos históricos y culturalmente organizados de operar con las informaciones del medio.

La utopía es posible en el grado en que se ocurra una interiorización consiente; validado por una praxis de aprendizajes contenidos; una conjunto de sensaciones de posibilidad ante un anhelo requerido.  Para ello, muchas veces, se debe transitar por caminos inversos, contrarios e incluso anárquicos.   De ahí, que los saberes sobre precepción social desde la comunicación colectiva evidencien situaciones colectivas emocionales con respecto a los nuevos estudios sobre felicidad y esperanza.

En este sentido, la más ínfima noción mental de “resistencia-liberación” llega a ser un proceso cognitivo, por tanto es importante reconocer desde la psicología aquella capacidad de las personas para sobreponerse a situaciones de adversidad, lo cual Werner (1992) denomina resiliencia. Es decir, que al tomar conciencia, el carácter en los comportamientos personales y sociales tendría mejores capacidades de resistencia mental y en tal sentido, esta capacidad es algo susceptible de obtenerse o lograrse mediante entrenamiento y aprendizaje.

Se diría entonces; que el sentido de realización (como aprendizaje inmaterial) contiene además; un inminente ámbito político que se circunscribe desde la socialización; la integración y la solidaridad; y esto; queda demostrado al salirse de lo material.  Ese anhelo de dignidad se alcanza en la intersubjetividad; y puede ser transcrito en los procesos de mediación que denominamos derechos humanos.

La lucha de los seres humanos por sus derechos que le son vedados son la permanente conexión etimológica para situar al topos (topía) en su racionalidad; es decir en poner el anhelo en su ejercicio práctico y desalojarlo de una imposibilidad impuesta por el Poder y sus diversas formas de coacción social.  Una transcripción epistemológica de la utopía se cuela en el momento cuando; -lo posible tiene su lugar-. Desalojar el sentido de extrañeza de uno mismo; y del común cultural diferenciado. 

Hablamos, de un momento de contención; cuando surge un aprendizaje libre; sin caretas ni desviaciones premeditadas; un aprendizaje que debe contener memoria histórica, pero con una lucha presente que resiste, revoluciona y extiende sus ideales u-tópicos.  Día tras día, se re-escriben los espacios de interacción entre significados culturales-sociales y sus significantes; y se determina la elección con/sin alteraciones y consecuencias. Es la toma de decisiones. 

La solución de las movilizaciones sociales populares testimonian esa autonomía y subjetividad; convocan solidaridades e irradian imaginarios de relaciones sociales alternativas. ( Gallardo, 2006:86)   Desde esta génesis conceptual; ¿qué se apela, interpreta y analiza; qué nos dice la participación ciudadana? Hasta qué punto la objetvación discursiva de la vida (tal como es presentada) nos desarraiga de la subjetivización? Tienen la palabra…revolucionen...


Ver: Control mental, control social; parte 1 y 2
Buscar: "Los procesos revolucionarios" en:
Gallardo; Helio. (2006) Siglo XXI: Construir un mundo. Ediotorama. San José, Costa Rica. pp 21-105. 






Comentarios

  1. La construcción de la ciudadanía es un asunto que nos involucra a todos y todas, pero no se contempla como un elemento tan necesario y urgente en las sociedades actuales, en las que los procesos globalizantes han provocado la objetivación del sujeto.

    Siguiendo a Torres (s.f), hoy en día existen nuevas de alienación que perpetúan la cosificación de los individuos e impiden su liberación. En este sentido, se hace referencia a la pérdida del optimismo e instalación de un “pensamiento único” que genera en los colectivos, sentimientos de desesperanza y agotamiento de todas las posibilidades utópicas de cambiar sus realidades; por otro lado, se abre paso al establecimiento de sentimientos de individualidad, de un desinterés por la vida política donde el bien común no es un valor.

    Tales elementos se asocian con la lógica del mercado que lleva a la consideración de que una persona es útil en el tanto es una mercancía más, un activo más del sistema capitalista. Sin embargo, en esa misma enajenación, el ser humano no es capaz de asumirse como un producto más que no valora ni explota sus cualidades humanas, pues en ese camino de la racionalidad formal se ve envuelto en un “analfabetismo emocional”.

    A pesar de estas condiciones, no puede obviarse la misma constitución del ser humano, que tiene que ver con su capacidad emancipadora, producto de procesos de autoreflexión, toma de conciencia, re lectura de sí mismo, de búsqueda y elección de otros caminos. Este es un ejercicio dialéctico en el que el sujeto debe entenderse como tal, capaz de actuar, sin obviar la objetivación a la que cotidianamente se enfrenta. Así, podrá comprenderse la utopía como una posibilidad en la que se articule su corporeidad con su espiritualidad, se conozcan las realidades, los procesos y se actúen sobre ellos, todo desde una construcción social que fortalezca las bases para el cambio deseado.

    Si bien, muchas experiencias latinoamericanas podrían indicar un fracaso de los momentos utópicos, basados en las imposiciones de los grupos hegemónicos, no deben obviarse las luchas que aunque pequeñas en relación con el monstruoso sistema, se han logrado en temas de garantías de derechos humanos.

    En el escenario oscuro, teñido de controles y monopolios de la clase política, hay posibilidad para la revolución: como bien lo señala Gallardo (2006), no existen los ámbitos “afuera” o “adentro”, sino que dentro de un mismo espacio coinciden aquellas personas que excluyen y las excluidas. De este modo, a partir de la autoconciencia de estas relaciones, surge la posibilidad y la necesidad de las revoluciones.

    Estas revoluciones solo serán posibles cuando el ciudadano, quien ya entonces tiene una utopía, comprenda que su participación ciudadana no se limita solamente a su derecho a elegir un gobernante, sino que debe pasar por interesarse por los temas que le atañen como individuo y como colectivo. Luego de obtener el conocimiento necesario, tendrá capacidad de discernir, de poder movilizar y de encontrar los espacios para crear o re-crear la identidad y autoestima. Como bien señala Gallardo (2006), quienes se han movilizado lo han hecho “desde irritaciones y frustraciones personalizadas, agrupadas pero no necesariamente contra el sistema ni sus lógicas” (p.51), por lo tanto, “deben organizarse y trabajar para superar su politicismo y testimoniar una nueva cultura política” (p.53).


    Bibliografía:

    Gallardo; Helio. (2006) Siglo XXI: Construir un mundo. Ediotorama. San José, Costa Rica. pp 21-105.

    Torres; Javier. (s.f.) Alienación-objetivación del sujeto. En: América Latina en Movimiento. (https//www.alainet.org)

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  2. Parte 1/2

    Como hemos venido analizando a lo largo del curso, la participación ciudadana debe entenderse algo como el simple hecho de ser ciudadano en tanto el Estado me garantice mis derechos, sino que además se debe entender como una obligación que incita a la acción social, a la construcción y reconstrucción de procesos, prácticas e ideas con el fin de formar sociedad inclusivas, garantes de derechos y que permitan el desarrollo de todas las personas.

    Sin embargo, es difícil hablar de pasar a la acción, cuando mis necesidades básicas no son satisfechas o cuando ni siquiera se es considerado sujeto. En estos casos, la participación ciudadana se manifiesta como revolución que, en primera instancia, funciona como eje reivindicador que hacer visible al sujeto concreto, sus realidades, sus necesidades y aspiraciones.

    En este sentido, Gallardo (2006) explica que:

    Los procesos sociales que constituyen la realidad (objetivo/subjetiva) de las revoluciones son de 3 tipos: a) los que constituyen la acumulación de fuerzas necesarias para aspirar a o alcanzar eficacia alternativa; b)los que se expresan materialmente como la capacidad de acoso y asalto, armado o parlamentario al poder y; c)los imprescindibles para reforzar y extender la gestión de las nuevas prácticas sociales alternativas que constituyen la nueva y abierta sociabilidad e institucionalidad (p. 22).

    Es decir, las revoluciones como procesos de participación ciudadana buscan devolver a las personas su voluntad de hacerse sujeto, de definirse y ser definidos, de existir no solo en lo físico, sino en lo cultural, en lo representacional y en la cotidianidad de su contexto inmediato, en el imaginario de su pueblo; es decir, lo que Gallardo (2006) llama “matriz de subjetividad” (p. 23).

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    1. Parte 2/2

      Este proceso de reivindicación y posicionamiento de los sujetos, se expresa en lo que Torres (2008) llamó las “tres realidades opacas de las cuales el espíritu no puede desbordarse”: (a) si-mismo [en relación con el otro], (b) el mundo, y (c) el lenguaje. Así, los procesos diversos procesos revolucionarios son, ante todo, un llamado a la existencia, a la representación de los grupos oprimidos, de las personas invisibilizadas; es decir, al ser como sujeto.

      Ante esto, el autor continua su análisis en relación con el Manifiesto Comunista (1848) y expresa que:

      De ahí se deriva la necesidad histórica de la emancipación de los explotados, la ruptura con el yugo que los oprime y del cual se sostiene la desigualdad, Marx y Engels otorgan al proletaria el papel del sujeto revolucionario tomando en cuenta el desarrollo que hasta el momento de publicación de El Manifiesto había alcanzado las sociedades capitalistas, hoy, el sujeto revolucionario responde a una pluralidad que ha enriquecido esa emancipación proyectada, ya no sólo inscribiéndose en la esfera económica, social y política, sino ahora, alcanzado los aspectos más profundos de las culturas, el género, la ecología, el feminismo, el antirracismo y la diversidad en todos sus sentidos. (Torres, 2018).

      Un ejemplo de como este proceso de enajenación niega la participación ciudadana de algunas personas es brindado por Gallardo (2006) cuando expresa que “para los imaginarios reinantes en América Latina, los socioeconómicamente empobrecidos bordean la delincuencia (no tienen nada y aspiran a ser propietarios: nacidos para robar, hurtar, fingir y escapar), si se ve un pobre, se cruza la acera” (p. 34).

      El ejemplo anterior nos permite analizar como, en la práctica, se vive un proceso de inversión de los derechos humanos, donde se le quitan derechos a algunas personas, se les estigma a causa de sus condiciones materiales o contexto, a pesar del discurso de garantía de derechos para todas las personas, quienes no cumplen con las características necesarias para el sistema no son consideradas “ciudadanas” y por ende, no pueden tener participación.

      Referencias:

      Gallardo, Helio (2006) Los procesos revolucionarios. Siglo XXI: Construir el mundo. Editorama, San José. Costa Rica.

      Hinkelammert, Franz (2014) El sujeto y la ley: el retorno del sujeto reprimido. 1a edición, 1a reimpresión. Heredia, Costa Rica. EUNA, 2014.

      León Campos, Cristóbal (2018) El manifiesto comunista y la utopía emancipadora (Blog) Con nuestra América. Publicado el 24/02/2018. Consultado del sitio: https://connuestraamerica.blogspot.com/2018/02/el-manifiesto-comunista-y-la-utopia.html?m=1

      Torres Vindas, Javier (2008) Alienación - objetivación del sujeto (Blog) América Latina en movimiento. Publicado el 24/01/2008. Consultado del sitio: https://www.alainet.org/es/active/21775

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